En esos momentos realmente ni quieres que lo hagan, es más, te gustaría encontrar un lugar en el que poder estar sola, y no expuesta a la mirada de todos.
Te hundes en tus pensamientos una vez más. Los "¿Por qué?" nublan tu mente. Realmente ni tú misma sabes el motivo, pero te sientes mal. Es como una acumulación de muchas cosas, ya hace tiempo que dejó de ser por algo en concreto. Sientes soledad, se te pasa por la cabeza el hecho de que a esa persona le da igual todo, pero en el fondo sabes que no es así. Pero... Tratar de autoconvencerte no sirve de nada, puedes darte a ti misma los motivos que quieras, que no va a cambiar nada, tus lágrimas seguirán aflorando, una tras otra lentamente hasta que ves una figura a lo lejos, entonces te limitas a limpiártelas con las mangas de la sudadera, esperando y rezando por que no se percate de tu estado y no te pregunte.
Las explicaciones siempre son odiosas.
Las explicaciones siempre son odiosas.
"Amé llegar, odié la despedida..."
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